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Brisa de paseo al borde de acantilados
que dan al mar,
aroma de tiempo húmedo y espeso ... !hablo
tanto de él!.

Animal de olas golpeando la columna vertebral
que nos sostiene,
ojos curva del agua sangrando y enroscándose
como un tornillo de inocencia

que ajusta los mecanismos de la vida
y aprieta, fuerza, une y amasa ...

Arquitectura de la niebla, de las cosas evaporadas
que bajaron hasta nosotros y se detuvieron
haciendo cálculos de flotación, dando
argumentos sobre porqué se derrumbaron
sus galerías y grandiosas bóvedas,
sus líneas alzadas al cielo que dicen azul ...

Hablo tanto de él, dulce veneno a la sombra
de nuestros pasos, tanto de su mortal picadura en los tobillos.

- Al borde del acantilado -.